La certificación energética de la vivienda sirve para saber qué características tiene en cuanto al consumo de energía y su valoración entre más o menos eficientes. Desde el año 2013 es un documento obligatorio para aquellas personas que quieran vender o alquilar una vivienda.
Según el último dato disponible en el Observatorio Municipal de la Vivienda, en Vitoria-Gasteiz había más de 6.600 viviendas que disponían de certificación energética, y la mayoría de ellas tenía una calificación de la letra E, en una escala donde la A es la mejor y la G es la peor.
A priori parece una calificación media muy baja, pero esta letra indica que son edificios que cumplen con los estándares de construcción que se habían fijado en el año 2001 y que, por tanto aprueba, y se sitúa en la media nacional. En España la mayoría de las calificaciones están entre las letras D y E por lo que estas letras marcarían el aprobado en materia de eficiencia energética.
El resultado de la calificación energética no tiene consecuencia alguna, puesto que se trata de un documento meramente informativo y no vinculante. Sin embargo, es una prueba que acredita el tipo de consumo eléctrico que tiene un inmueble, lo que muestra transparencia con los interesados en su alquiler o compra.
A título orientativo, el consumo de cada vivienda en función del baremo del certificado energético sería el que se recoge en esta tabla:
- A: consumo energético inferior a 44,6 kWh/m2/año y emisiones de CO2 inferiores a 10 Kg de CO2/m2/año
- B: consumo energético inferior a 72,3 kWh/m2/año y emisiones de CO2 inferiores a 16,3 Kg de CO2/m2/año
- C: consumo energético inferior a 112,1 kWh/m2/año y emisiones de CO2 inferiores a 25,3 Kg de CO2/m2/año
- D: consumo energético inferior a 172,3 kWh/m2/año y emisiones de CO2 inferiores a 38,9 Kg de CO2/m2/año
- E: consumo energético inferior a 303,7 kWh/m2/año y emisiones de CO2 inferiores a 66 Kg de CO2/m2/año
- F: consumo energético inferior a 382,6 kWh/m2/año y emisiones de CO2 inferiores a 79,2 Kg de CO2/m2/año
- G: consumo energético superior a 382,6 kWh/m2/año y emisiones de CO2 superiores a 79,2 Kg de CO2/m2/año
Las diferencias de consumo son claras, sobre todo entre los dos extremos, ya que una vivienda con un consumo de tipo G gastaría hasta 8,5 veces más lo que sería el mismo uso de recursos energéticos en una vivienda con una certificación de tipo A. Por ejemplo, en una vivienda de consumo energético de tipo G pagaríamos más de 382,60 euros por los 44,60 euros de una vivienda de tipo A, siempre que se usen los mismos electrodomésticos.
General Inmobiliaria, otra forma de ver las c@sas